jueves, 1 de agosto de 2024

Una charla en medio de la pandemia (agosto de 2020)

 

Vivir on-line

José Luis Escalona Victoria, CIESAS-Sureste, México

Notas para la mesa ¿QUÉ NOS PASÓ? MANTENIENDO EL TRABAJO DE CAMPO DESDE EL AISLAMIENTO. RE-CONOCIENDO DESDE EL AISLAMIENTO, en el marco de las IX JORNADAS DE ETNOGRAFÍA Y MÉTODOS CUALITATIVOS, organizadas por El Centro de Antropología Social del IDES (Argentina virtual, 12, 13 y 14 de agosto de 2020).

Una de las preguntas que se ha presentado en los foros de investigación etnográfica en tiempo de pandemia es cómo continuar haciendo etnografía en el encierro, tanto de los investigadores como de las personas con quienes trabajamos. Me gustaría en esta ponencia reformular la pregunta a partir de lo que ha ocurrido en la vida de las personas de los barrios y pueblos de Chiapas en las últimas décadas, particularmente con la expansión de los medios electrónicos de comunicación. Mi pregunta es cómo el mundo de estas personas se ha transferido parcial y selectivamente al espacio de la comunicación de masas y al espacio virtual. Es decir, la pregunta no es qué hago yo cómo investigador para continuar mi trabajo en línea, sino qué tanto de lo que nos interesa ya vive en el espacio virtual.

Chiapas es un estado con características que hay que considerar para responder a esta pregunta. Ubicado en el sur de México y en frontera con Centroamérica, no experimentó la presencia directa de la industria manufacturera ni la informática; es el estado más rural de México, con una economía agropecuaria y de servicios, especialmente para el turismo; además arroja una importante cantidad de población en edad productiva a zonas de gran demanda de mano de obra barata (en México y en Estados Unidos). Hace tres décadas empecé a hacer investigación en una de esas zonas rurales, en las cercanías de la frontera con Guatemala, en poblados de entre 100 y 2000 personas, en medio de montañas o valles de varios climas. Después, estuve trabajando en poblados un poco más al norte, con más habitantes, en las montañas del centro del estado, alrededor de la ciudad en donde vivo: San Cristóbal de Las Casas. Los proyectos de investigación han sido diversos y de distinta duración: la presencia de refugiados guatemaltecos que huyeron del conflicto en Guatemala entre los setenta y ochenta; la política en poblados tojolabales (una lengua mayanse) en un período de conflictos agrarios, religiosos, político-electorales y del levantamiento del EZLN; la infancia y adolescencia en Chiapas; los usos de los medios electrónicos en municipios indígenas; entre otros temas. Por estos proyectos he podido registrar algunas transformaciones en la vida de las personas en varias poblaciones indígenas. Me enfocaré aquí sólo en cosas que son relevantes para nuestra pregunta.

Cuando recién llegué a Chiapas en 1987, no sólo no había internet, tampoco llegaban muchos servicios básicos a algunos de los poblados. Estuve, por ejemplo, en campamentos de refugiados y pueblos mexicanos a los que se llegaba por carreteras de terracería en un único viaje en autobús al día, y donde con dificultades había escuela primaria, algún teléfono (que podía dejar de funcionar por días), energía eléctrica (sólo en los poblados grandes), clínica atendida por promotores de salud y no se disponía de drenaje ni de agua entubada. Había radio, eso sí, y era parte de la vida cotidiana, pues desde muy temprano se mandaban mensajes, y parte de la comunicación se hacía en las lenguas habladas por la gente. Esa era la diferencia con la televisión, más unilateral, contemplativa, pero que al final también se integraba en la vida de las personas a través de los anuncios y las telenovelas, cuando se podían ver en los pocos aparatos que había en las casas de los maestros o los comerciantes de café o de ganado. Alguna importancia debe tener, pues el gobierno central de México distribuyó gratuitamente una pantalla a cada familia inscrita en las listas de beneficiaros de programas oficiales para población marginada, cuando se dio el cambio de señal analógica a digital en 2015.

Junto a estos aparatos, desde finales del siglo XX, irían llegando los juegos electrónicos, los reproductores de música y video de diferentes formatos y los aparatos de amplificación de sonido e imagen, usados no sólo para el trabajo de las instituciones sino, por ejemplo, para el proselitismo religioso (las zonas de población indígena de Chiapas tienen los más altos porcentajes de conversión a iglesias no católicas del país). La llegada de cámaras de foto y video también fue significativa, pero aún restringida por el costo de los equipos.

Cuando apareció el internet en Chiapas, su expansión siguió la de otros medios de comunicación, pues se necesitaba las líneas telefónicas para hacer conexión. Así que su presencia se dio en lugares como oficinas gubernamentales, escuelas y clínicas, o en iglesias. Los costos de los equipos además restringieron su presencia entre la población más pobre (la mitad de los habitantes del estado según cifras oficiales). La apertura de nuevas escuelas de educación media y superior, sin embargo, llevó a que jóvenes estudiantes empezaran a usar equipos personales de cómputo. También entre ellos empezaron a aparecer primero fotógrafos, y luego, entre los del nuevo milenio, cienastas, videoproductores, junto con artistas e intelectuales que apoyados por instituciones o asociaciones civiles adquirieron habilidades, equipos y públicos para sus productos.

Igualmente, se ha abierto un enorme mercado de productos hechizos en formatos de cassette, BETA y VHS (después les explico a los más jóvenes qué es eso), y luego en CD, DVD y ahora memorias USB, que se venden en todas las cabeceras de la región, en las que se encuentra no sólo copias piratas de películas y audios de editoriales comerciales, sino también producciones locales de música, video, que incluyen desde alabanzas cristianas, onda grupera, hiphop hasta video-porno, todo en lenguas locales o de las habladas en poblaciones vecinas de Guatemala y de otros países de Centroamérica.

Estos medios implican un consumo y una producción de mensajes audiovisuales, cada vez a costos más bajos. La radio fue el primero de todos, al grado de que hoy existen más de tres decenas de estaciones de radio no registradas oficialmente. Ha habido marchas contra el gobierno para evitar que esas estaciones de radio “clandestinas” sean bloqueadas. Hay incluso algunas presidencias municipales que usan señales de televisión que logran bajar con antenas levantadas en años recientes, las cuales pueden interferir para transmitir mensajes o, sobre todo, las fiestas populares en vivo. Luego vino la avalancha de videos y audios, con jóvenes de los pueblos cantando en paisajes naturales o en calles bucólicas, imitando a grupos de moda o reelaborando géneros populares con una estética propia. Muchas de esas obras llegan ahora también a internet.

Lo que causó otra revolución fueron los teléfonos celulares, en especial por su costo comparativo más bajo y su versatilidad (pueden ser usados como receptores de radio, cámaras de foto y video, equipos de edición, de transmisión y de recepción de mensajes, etc.). Otra ventaja relativa del celular es su independencia de las señales fijas de teléfono, aunque a pesar de los anuncios de las compañías, la señal no llega a todas partes. Hay un elemento más sobre el celular, que es muy importante: mientras que en generaciones anteriores de lingüistas y antropólogos se pronosticaba una lenta desaparición de algunas lenguas indígenas, ahora se investiga cómo las nuevas generaciones están escribiendo más en sus lenguas, no por los programas institucionales sino por los celulares, más allá de las reglas establecidas para la estandarización de la escritura en los encuentros de especialistas.

Muchas de estas cosas que aquí reseño apretadamente están ahora en internet. Viven allí, justo porque los que las producen y consumen así lo deciden. Su presencia se puede medir de diversas formas. Por ejemplo, un artículo de un comunicador en Chiapas que circuló recientemente[1] muestra facetas de esas vidas en internet. El artículo analiza distintos casos de movilización de pobladores, en contra de personal de instituciones de gobierno que acudía a los pueblos a fumigar para evitar la proliferación de mosquitos transmisores de enfermedades (Zika, dengue) o insectos que dañan las frutas; también pobladores que han agredido al personal médico acusándolo de propagar enfermedades o haciéndolos responsables de muertes por la pandemia; igualmente de personas que no toman ninguna precaución, pues consideran que el coronavirus no existe. Otra protesta, que se dio en la cabecera del municipio en donde he trabajado por más tiempo, acusaba a Bill Gates de ser el creador y difusor del virus, con el único propósito de matar a personas mayores por improductivas. El autor del artículo plantea un trío de problemas inquietantes: primero, se trata de casos que se han producido en distintos puntos del estado y cuyo elemento común es la información en redes sociales; segundo, que las instituciones educativas y científicas tienen un poder de comunicación mucho menor que el de las teorías de conspiración que circula por los celulares; tercero, que algunos grupos locales de influencia (políticos y religiosos) hacen uso de esta influencia de las redes para agendas diversas.

Un poco antes de que se propusieran las medidas de confinamiento, charlé con algunos conocidos de poblaciones de la región donde he hecho trabajo. Hablamos de los jóvenes que se fueron a los Estados Unidos, para los cuales la única opción es trabajar por más de 6 años allá para pagar la deuda que contraen para pagar el viaje, incluido el cruce legal o ilegal de la frontera. El cierre de las operaciones en las empresas en los Estados Unidos pondría en muchos aprietos a estos jóvenes, pues no tendrían dinero para su subsistencia y tampoco para pagar la su deuda, que seguiría aumentando. Además, antes de cerrar los restaurantes en la ciudad, en los pueblos alejados ya se había hecho asambleas para tomar medidas: en el pueblo del amigo con el que hablaba mientras bebíamos una cerveza en un restaurante (después de limpiar las manos con gel anti-bacterial) ya no dejarían entrar a nadie en unos días por temor al contagio (por lo que él mismo debía regresar cuanto antes); pondrían barricadas y bloquearían la entrada a los que llegaran o los obligarían a pasar unos días en una casa para hacer cuarentena. Luego, por otros amigos y por whatsapp fui sabiendo de barricadas en las carreteras y de expulsión de migrantes recién regresados; pero también, de la incredulidad en otros lugares acerca de la enfermedad. Recibí incluso una llamada por whatsapp desde los Estados Unidos, de un joven que recién había llegado allá, y que me decía que estaban a la expectativa, pero que había trabajo. Por supuesto, él como muchos otros forma parte de esos trabajadores esenciales que no se ven, pero que no paran de trabajar (ni por pandemia) y por los cuales hay vegetales y frutas en los mercados.

¿Qué otras partes de la vida de las personas están ya en línea? ¿Cómo se vive la educación a distancia, las relaciones personales, el comercio o el entretenimiento? ¿Qué más se está produciendo y subiendo a internet en este período de confinamiento? Antes de la pandemia la posibilidad de encontrar material susceptible de exploración etnográfica estaba ya en la red. No obstante, no todo está allí. Además, nada tecnológicamente hablando sustituye la presencia en los lugares, con sus olores, sabores y colores, con la interactividad de la conversación que incluye movimiento, desplazamiento, gesto, la experiencia que incluye el transcurrir de las cosas en su sitio, sin previa cita, sujeta a lo que Malinowski llamó los imponderables. Pero, igualmente, esa vida fuera de la red ya estaba antes de la pandemia, dar cuenta de ella depende de la profundidad etnográfica de las personas que investigamos, de saber cómo aprehenderla en palabras y en otros registros de campo. Y si no está en las redes, también es por algo.

Después de varios años de investigación, con nuevas preguntas que llevaron a la revisión de archivos, de borradores y publicaciones de otros tiempos, y de notas de campo ahora vistas a distancia, la reclusión por la pandemia no me afectó tan grandemente. Hace rato que la investigación (y no la pandemia) me tiene sentado insanamente frente a la computadora. El reto mayor ahora es para quienes planeaban iniciar la experiencia etnográfica, o continuar puntualmente una exploración de campo en curso. No queda más que esperar a que las condiciones cambien y podamos reanudar la marcha; mientras tanto, podría servir la pregunta sobre qué de eso que nos interesa vive ya en el mundo virtual, y cómo podemos interactuar con ello.



[1] Leonardo Toledo Garibaldi, La suma de todos los miedos: covid-19 en las cadenas de WhatsApp de Chiapas, Pie de Página, 17 de julio del 2020; disponible en: https://piedepagina.mx/la-suma-de-todos-los-miedos-covid-19-en-las-cadenas-de-whatsapp-de-chiapas/

viernes, 26 de julio de 2024

Un blog apetitoso: The American Menu

 Notas históricas elaboradas por Henry Voigt con base en una colección de documentos sobre menús ofrecidos en ocasiones especiales. Para exploraciones sobre la comida y otras cosas

https://www.theamericanmenu.com/2019/01/george-peabody_9.html

"Menus reflect the aspirations and ideals of society. They are also an art form that aims to please. While most were intended for short-term use and never meant to be saved, some were finely-crafted souvenirs made by leading stationers. Even when kept as personal mementos, however, menus were frequently discarded by later generations for whom they had no special meaning. As with other types of ephemera, part of their appeal lies within the notion of their improbable survival." Henry Voigt

miércoles, 10 de julio de 2024

Panel Andrew Roth, Junio 2024

 El pasado 26 de junio de 2024, en Zamora (Michoacán, México) tuvimos una reunión híbrida para conversar con Andrew Roth, exprofesor investigador del Centro de Estudios Antropológicos de El Colegio de Michoacán, México. El panel está disponible en el siguiente vínculo




jueves, 12 de enero de 2023

Tensiones Antropológicas, LIBRO. José Luis Escalona, Sergio Zendejas, 2022

 



Tensiones antropológicas. Reflexividad y desafíos en investigación

Nuestro libro explora múltiples tensiones que emergen en la investigación antropológica (sociológica, histórica, en general) por el compromiso con una reflexividad sobre la antropología misma (un proceso de producción social permanente y contencioso en sí y allende las instituciones académicas). Cada capítulo explora parte de esas tensiones, moviéndose entre diferentes planos de reflexividad. Lo que surge no es metaciencia o imágenes reflejantes, sino un diálogo entre intervenciones antropológicas que exploran conexiones, desconexiones y aproximaciones a esa cosa social que es objeto de sí misma, es decir, a una reflexividad antropológica crítica de la antropología misma y como parte de complejos procesos de producción social. Nuestro diálogo llevó nuevamente a cuestionar lo que Bourdieu llama el illusio científico de neutralidad y desinterés, pero también la idea de una ciencia sólo como arena de disputas ético-políticas, como trama intertextual de interpretaciones o como género literario. El libro ofrece variadas miradas sobre nuestra propia presencia parcialmente visible en la reflexividad espontánea (políticamente comprometida, útil, o neutral e inocua), pero buscan, sobre todo, mostrar algunos componentes borrosos, oscurecidos justamente por la neutralidad metodológica, las categorías o taxonomías estables o la militancia correcta.

José Luis Escalona Victoria (CIESAS), Serio Zendejas Romero (COLMICH), editores

Con colaboraciones de:

Alejandro Agudo Sanchíz

Natalia Estefanía Ávila González

Luis Bedoya

José Luis Escalona Victoria

Brenda Griselda Guevara Sánchez

Martin J. Larsson

Paul M. Liffman

Paula López Caballero

Andrew J. Roth Seneff

Sergio Zendejas Romero

Para consultar y obtener ejemplar digital gratuito, entrar en:

Libros UDLAP

o en:

Libros CIESAS

Tensiones antropológicas: reflexividad y desafíos en investigación / José Luis Escalona Victoria y Sergio Zendejas Romero, editores. San Andrés Cholula: Fundación Universidad de las Américas, Puebla; Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2022. 362 p.

jueves, 29 de diciembre de 2022

Viaje por las ruinas. Tozzer en Chichen 1902. Artículo, José Luis Escalona Victoria

 El trabajo muestra las condiciones para visitar las ruinas de una ciudad antigua ubicadas en la finca Chichén, en la península de Yucatán, en 1902. A pesar de que en esa época se habían ampliado las posibilidades de trasladar productos y personas y de visitar la península, gracias al transporte de vapor por agua y tierra, aún faltarían otros cambios (servicios turísticos) para modificar la forma de pasear por lo que se volvería uno de los sitios arqueológicos más visitados en la segunda mitad del siglo XX. Las notas de campo de uno de los antropólogos que estaban en ese lugar al iniciar el siglo, Alfred Tozzer, permiten justamente conocer esas condiciones previas a la instalación de los servicios turísticos contemporáneos.

Artículo completo

martes, 15 de noviembre de 2022

Conferencia: La producción de conocimiento y la producción humana. La manufactura de los mayas. José Luis Escalona, 20 de octubre de 2022, Cancún, México.

Conferencia: La producción de conocimiento y la producción humana. La manufactura de los mayas. 20 de octubre de 2022, Cancún, México.  José Luis Escalona Victoria. 

Conferencia para el Congreso Internacional de Ciencias Sociales en el suereste mexicano, organizado por la Universidad del Caribe, 19 y 20 de octubre del 2022


Conferencia. Etnografía de la dominación burocrática. El llamado sistema de cargos. José Luis Escalona, ENAH, Ciudad de México, 11 de noviembre de 2022

Conferencia. Etnografía de la dominación burocrática. El llamado sistema de cargos. José Luis Escalona Victoria

Primer encuentro estudiantil de antropología política: Estado, Poder y Judialización. Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ciudad de México, 10 y 11 de noviembre, 2022

Primero, quiero agradecer al profesor Bulmaro Iturbide y a todo el comité organizador la invitación que me hicieron a dar esta conferencia en la ENAH. Tomo esta oportunidad para presentar una parte de una obra que estoy ahora preparando, acerca de lo que denomino objetos etnográficos. Se trata de una revisión de la forma en que se fueron moldeando y ensamblando algunos de los principales temas de interés en la etnografía en los pueblos de una amplia región que abarca desde Yucatán hasta Guatemala. En esta ocasión quiero hablar lo que considero un interesante objeto etnográfico que es, a su vez, una ventana a la organización burocrática: el llamado sistema de cargos. Sin más preámbulo, van aquí algunas ideas derivadas de la relectura de trabajos antropológicos publicados y de algunos documentos de archivo colectados en los últimos años.


Ver conferencia en video
Disponible aquí Texto base en extenso de la conferencia


miércoles, 14 de septiembre de 2022

PONENCIA: Por la producción de conocimiento impertinente. VI Encuentro Mexicano Brasileño de Antropología, Florianópolis, Brasil 2022

Pongo aquí el resumen de la ponencia que presenté en el VI Encuentro Mexicano Brasileño de Antropología, celebrado en Florianópolis, Brasil, entre el 4 y el 8 de septiembre de 2022. Presenté la ponencia Por la producción de conocimiento impertinente en el panel temático: Antropología y Universidad en tiempos de neoliberalismo y ascenso autoritario: reflexiones desde experiencias etnográficas en México y Brasil”, coordinado por el Dr. Antonio Carlos Souza Lima (Museo Nacional/UFRJ) y el Dr. Alejandro Agudo Sanchíz (Universidad Iberoamericana - México).

Por la producción de conocimiento impertinente

José Luis Escalona Victoria (CIESAS México)

Resumen:

La idea de que la ciencia debe generar conocimiento de uso político o económico claro e inmedidato ha pesado sobre la producción de conocimiento por muchas décadas. Versiones recientes de ello se expresan en mecanismos burocráticos de asignación, administración y gestión de recursos, que impactan en los plazos de desarrollo y entrega de resultados, los formatos para presentarlos e incluso el lenguaje en que deben ser escritos (componentes de los términos de referencia). Entre esos mecanismos aparece de manera destacada la pertinencia (social/cultural). Se trata de una forma nada sutil de establecer que sobre la generación de conocimiento prevalecen objetivos que surgen más bien de áreas de empleo técnico, de diseño mercantil, de política pública o de impacto social.

Se podría decir que estas regulaciones son propias solo de la ciencia sujeta a financiamientos públicos y privados. No obstante, sus efectos también se dejan sentir en otras formas de producción de conocimiento que se imaginan a sí mismas fuera de esa lógica y se sujetan a demandas de militancia (política, ideológica, ética, u otras variantes). Se podría decir que los compromisos de militancia juegan un papel semejante al de la vigilancia burocrática de las agencias financiadoras (a veces, incluso, con fondos provenientes de las mismas fundaciones que buscan impacto social en instancias gubernamentales). La pertinencia se convierte en un posicionamiento al que se ajusta la investigación como proceso de producción de conocimiento comprometido con ciertas perspectivas sociales o con ciertos grupos poblacionales, movimientos o sujetos políticos, en ciertos formatos y con cierto lenguaje.

En su versión más estimulante, por decirlo de alguna forma, la pertinencia puede leerse como un llamado permanente a no perder de vista los problemas contemporáneos que aquejan a las poblaciones en las que vivimos como científicos y personas. Sin embargo, la total subordinación de la ciencia a esos problemas en sus términos puede anular las virtudes mismas de la generación de conocimiento. Una ciencia sujeta únicamente a esa lógica podrá dar resultados, y los ha dado, no obstante, corre el riesgo de perder la posibilidad de anticipar tensiones que se alojan en aquello que parece ya establecido y suficientemente discutido. En todo caso, la ciencia no es sólo una herramienta para resolver problemas sociales, sino un conjunto de formas de producir preguntas de conocimiento y de desplegar acciones de investigación en consecuencia; además, muchas veces, la formulación de esas preguntas toca los márgenes dentro de los que se establecen los problemas sociales (económicos, políticos, de bienestar, desarrollo, sustentabilidad, etc.) para ir más allá de ellos, modificando los márgenes mismos de la problematización social. Eso implica un necesario distanciamiento de las formulaciones popularizadas, mercantilizadas o gubernamentalizadas de pensar en la ciencia, una especie de sociología espontánea; implica también hacer un esfuerzo por encontrar tensiones, conexiones, relaciones, contradicciones, imponderables o sucesos no considerados ni vislumbrados antes, que pueden llevarnos a dar saltos en nuestras certezas. Por ejemplo, la política global pasó del desarrollo ligado a la insdustrialización y el crecimiento (y su crítica) a modelos de equidad, sustentabilidad y descrecimiento, o de aquellos centrados en el impulso a las energías fósiles y toda la tecnología asociada (y su crítica), a la urgente necesidad de replantear nuestro vínculo con la energía, la tecnología y el consumo. En esos saltos de las certezas, la ciencia ha tenido un papel importante. Eso muestra también que la ciencia no es política ni étnicamente neutral, incocente o inocua; al contrario, está en los problemas sociales y de allí surge. Sin embargo, la ciencia es más bien impertinente, pues no se conforma con las maneras estables de plantear y resolver problemas (de producción de bienestar o de mercancías, de resolición de conflictos o de representación de sectores marginados). La ciencia trabaja en los intersticios de aquello que parece cierto y estable, planteando preguntas que a veces están más allá de lo que parece urgente y pertinente (eso a lo que, según los militantes de distintos movimientos o los administradores del bienestar, el crecimiento y el desarrollo hay que dedicar toda la atención, los esfuerzos y los recursos). Sería importante entonces mantener esa impertinente manera de la ciencia de estar en el mundo, y empezar a pensar cómo fortalecer sus impertinencias antes que anularlas con financiamientos condicionados, con militancias enceguecedoras o con burocratizaciones infértiles.

Si hay interés en el documento completo, favor de solicitarlo por esta vía

Saludos

miércoles, 27 de julio de 2022

Jornada "1922 – 2022 Los Argonautas del Pacífico Occidental de Bronislaw Malinowski" 3 de agosto 2022

 Jornada "1922 – 2022 Los Argonautas del Pacífico Occidental de Bronislaw Malinowski"


Miércoles 3 de agosto

Desde el Centro de Antropología Social, el miércoles 3 de agosto realizaremos una reunión conmemorativa por el primer centenario de la publicación de "Los argonautas del Pacífico occidental" de Brosnilaw Malinowski.
Las jornadas serán virtuales a través de la plataforma Zoom del IDES.
La participación es gratuita.
Para acceder a la reunión, les solicitamos inscribirse previamente completando 
este formulario.
A continuación podrán ver el Programa de las Jornadas.

Mitología comparada 2022 (en japonés)

 Les comparto el anuncio de un libro que aparecerá este mismo año 2022 en Japón, sobre Mitología comparada. 



Una charla en medio de la pandemia (agosto de 2020)

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